miércoles, 9 de noviembre de 2011

Pablo Pineda o la discapacidad como ejemplo de normalidad


           Pablo Pineda



Leí hace poco en un semanal una entrevista a Pablo Pineda, primer licenciado europeo con síndrome de Down (diplomado en Magisterio y licenciado en Psicopedagogía) y premio Concha de Plata al mejor actor en el Festival de Cine de San Sebastián en el año 2009 por su papel en la película "Yo, también" junto a la actriz Lola Dueñas, que me impactó mucho.

"Los demás me pueden poner límites, yo no", con este título tan sugerente y reivindicativo participó recientemente con la Fundación Adecco (empresa dedicada al trabajo temporal), para la que trabaja, en la I Jornada de Sensibilización sobre la diversidad y la discapacidad para un futuro mejor.

Dice que no se considera un ejemplo a seguir sino un privilegiado porque a él se le han abierto puertas que a ningún discapacitado se le abren. Reconoce lo afortunado que es. Y que ese privilegio se lo debe a la película que protagonizó, que hacerla fue todo un privilegio, y mucha responsabilidad, porque debía transmitir todo lo que las personas con síndrome de Down piensan y sienten (se trata de un chico con síndrome de Down que se enamora de una chica sin ningún tipo de discapacidad). Comenta que le costó 2 años decidirse a hacerla porque tenía que exponer todos sus sentimientos y miedos, desnudarse entero, pero que desde luego, mereció la pena.

También comenta que recibió pocas críticas en el Festival de San Sebastián, pero sí alguna de que un chico con discapacidad a qué va, a ganar un premio, pero que no es una persona a la que ofendan las críticas porque, al contrario, dice que la crítica es consustancial a la discapacidad.

Según Pablo, lo que él es hoy se lo debe un cien por cien a su familia: apoyo, refugio, sostén en los momentos duros. Atentos a todo lo que hacía, árbitros muy exigentes. Que podía haber sido el más mimado por tener síndrome de Down y ser el menor de 4 hermanos, y que le mimaban pero que no le protegían, que eran un poco desalmados en ese sentido. Pero defiende esa postura y se lo agradece a su familia porque según él, esa sobreprotección es mala y perjudicial para las personas con síndrome de Down, dice que los padres creen que es lo mejor, pero que es falso, lo que te hacen ser es muy dependiente, y el problema llega cuando los padres se hacen mayores.

También dice haber sufrido la discriminación cuando en 2º de BUP no cayó en gracia a los compañeros, pero que todo eso te curte, que no todo va a ser de color de rosa. Aparte de esto dice haber tenido siempre puertas abiertas, facilidades, sobretodo a a hora de poder cursar sus 2 carreras universitarias.

Comenta que aún le quedan sueños por cumplir, como tener una familia, una pareja, hijos, vivir independiente, algo normal cuando uno llega a los treinta y pico años. Pero que existen dificultades para encontrar pareja, el miedo al qué dirán, que si antes era difícil decirle a un padre "me he enamorado de un negro", pues qué cara va a poner si ahora le dices "tengo un novio con síndrome de Down".

Dice que el resto de dificultades que tiene en la actualidad una persona con síndrome de Down es que falta hacerse más visibles, ir a un hotel, a un restaurante, hacer lo que cualquier persona hace. Que le da coraje "¿Qué pasa, comenta, que no hay más?" Están en sus casas, con es sobreprotección a la que aludía antes. Padres sobreprotectores, sociedad que pone barreras para que no se integre social y laboralmente, que es una mezcla de todo. Empresarios que tienen miedo a contratar personas con discapacidad. Políticos que no exigen a lo empresarios que contraten a esas personas, y que todo eso hace un entorno discriminatorio.

En fin, cuando leí la entrevista, me sentí totalmente identificada. Creo que representa la situación actual de todas y cada una de las personas que sufrimos algún tipo de discapacidad, psíquica o física.

Sin palabras.

Pablo Pineda tiene síndrome de Down..., y, sin duda alguna, sentido común y talento.

Personalmente creo que Pablo, a pesar de lo que él diga, es un referente a seguir por todas las personas con algún tipo de discapacidad. Sobretodo su afán de superación.

Y deberíamos tener en cuenta siempre su lema "Los demás me pueden poner límites, yo no". Deberíamos escribirlo y colgarlo en la pared para leerlo todas las mañanas al levantarnos.

Besos. Alice.