domingo, 11 de noviembre de 2012

Una imagen para compartir

En esta lluviosa tarde de otoño me agradaría compartir con tod@s vosotr@s el mensaje de esta preciosa imagen:


Besos, Alice.

martes, 6 de noviembre de 2012

La anticipación

Suelo anticipar los acontecimientos de una manera desproporcionada. De hecho la psicóloga de la residencia dice que padezco de ansiedad por anticipación y me llama doña Problemas porque preveo las cosas y acontecimientos con mucho tiempo de antelación, pensando y valorando siempre los posibles problemas e inconvenientes que puedan suceder.

Por poner un ejemplo, me he estado preocupando de la renovación del certificado de minusvalía con 1 año de antelación, que si necesitaré este documento, que si necesitaré éste otro....que si me pondrán pegas...qué pasará si...etc.

Parece como si en vez de vivir en el presente viviera constantemente en el futuro, lo que no me deja disfrutar el día día, con preocupaciones de cosas que están todavía por llegar.

Hace tiempo un responsable de la residencia me dio un buen consejo que escribió Cervantes:

Vano es, amigo Sancho,
y sin provecho, 
preocuparse por lo venidero
que quizá no acaecerá.

Y el gran genio tenía toda la razón del mundo pues en cuántas ocasiones me he estado calentando la cabeza inútilmente por cosas que luego ni han llegado siquiera a ocurrir.

Será cuestión de hacerle un poco de caso.

Besos, Alice.


Y dale con los pensamientos intrusivos

Desde ayer se me ha metido una idea en la cabeza de la que no puedo (o no quiero) liberarme, peleo con ella pero me vuelve a venir a la mente una vez y otra, así que he decidido, como yo digo, ocuparme y no preocuparme y ponerme a hacer algo como escribir en el blog y que la idea no me persiga.

La idea en sí es que la empresa de cocina de la residencia regaló el día 9 de Octubre como es costumbre aquí, un pañuelo de cuello para las señoras, y yo estaba acostada cuando los repartieron en la merienda porque me encontraba mal, y me tocó uno de color negro que no me gusta, hay de todos los colores pero a mí me gusta uno que regalaron de color gris ¡es ideal para mi ropa! Y ahí tengo el capricho, no hago más que pensar si le puedo cambiar el mío a alguien que tenga uno gris y no encuentro a quién, veo a las chicas con los pañuelos puestos y me da envidia.

La psicóloga de la resi me ha dicho que yo misma me cierre la puerta a la alternativa de cambiarlo porque sino no dejaré de atormentarme, además de que me dice que no me lo van a cambiar porque sería obedecer la compulsión de la obsesión, que piense que es un regalo y como tal, te puede gustar o no, y que si no me gusta, me compre cuando pueda uno a mi gusto, que tampoco valen tanto, y deje la obsesión de una vez.

Pero yo venga y dale con la idea de que alguien me lo cambie cuando veo alguna chica que lo lleva puesto.

¿Soy yo la que no quiere abandonar la obsesión? Lo que está claro es que me resulta muy difícil, como cualquier obsesión. ¡Hay que ver con los pensamientos intrusivos lo que atormentan! Supongo que vosotros lo sabéis tan bien o mejor que yo.

Bueno, pues a ocuparme en algo que me distraiga la mente de la maldita obsesión.

Besos. Alice.

Mejoría con la medicación

Parece ser que la última modificación que como ya comenté me había hecho el psiquiatra, por fin está dando sus frutos.

Hace casi 1 mes que me aumentó lo que ya me estaba tomando e hizo alguna modificación sin relevancia, y ahora, 1 mes después, se puede decir que estoy muchísimo mejor. Y todos lo han notado.

Me encuentro mucho más animada, más activa, de mejor humor, y la ansiedad ¡ha desaparecido!

Ya no me enfrento a los profesionales, no estoy ni agresiva ni irritable, al contrario, me encuentro dispuesta y colaboradora.

Y lo mío me cuesta pero estoy empezando a levantarme por las mañanas, y ni siquiera duermo la siesta.

Es la misma pastilla mágica cuyo efecto duró 3 meses y desapareció. El psiquiatra me ha vuelto a aumentar la dosis después de que me la bajara, pero esta vez, a pesar de levantarme pronto, no dormir siesta, estar activa (me he leído una novela en menos de una semana compaginándola con las tareas diarias), y de seguir con el blog, he tenido la precaución, según también me aconsejó la psicóloga de la resi, de no querer hacer mil cosas a la vez, de no estar hiperactiva, vaya. Así que me veo mucho más normalizada que la ocasión anterior, en que no veía normal tanta actividad.

Lo malo es que me produce efectos secundarios tales como falta de regla. He hablado con la doctora de la resi y me ha dicho que no me preocupe, que esperemos a ver si mi cuerpo asimila la medicación, se estabiliza y me vuelve a bajar, y que de lo contrario tampoco pasaría nada si no la tuviera, aunque si yo quiero me puede enviar al ginecólogo para que me la provoque.

El viernes 9 de noviembre tengo cita con el psiquiatra, se lo comentaré a ver qué le parece, pero él está a favor de los efectos secundarios que todo medicamento tiene, aunque se trate de falta de regla o exceso de vello en la barbilla como me está ocurriendo, si en contrapartida yo estoy bien, que es de lo que se trata.

Mi temor, infundado o no, es que al igual que en la ocasión anterior, el efecto de la pastilla mágica desaparezca de nuevo a los 3 meses cuando mi cuerpo la asimile. Le comentaré también mis temores al psiquiatra este viernes.

Esperemos estar en el camino.

Besos, Alice.