viernes, 8 de abril de 2011

Infancia y adolescencia

Ya de pequeña mostraba indicios de obsesiones. Por ejemplo, con 6 años recuerdo que todos los días cuando volvía del colegio realizaba un ritual, y es que tenía miedo de que mi hermano de 1 año hubiera tocado algo de la casa y no estuviera en su sitio, así que me dedicaba a recorrer la casa, habitación por habitación para comprobar que todo estuviera en su sitio, peluches, cojines, enseres, etc. Este ritual se acabó por cansancio. Menos mal. Para mí era un suplicio.

También tenía la costumbre, no sé si esto es patológico o es parte de mi forma de ser, muy dada a contar siempre todo lo que me pasa a mis padres porque tengo mucha confianza con ellos, el caso es que cuando volvía del colegio con 6 años, me sentaba en mi sillita que tenía en la cocina y mientras mi madre cocinaba, yo le contaba todo lo que había hecho en el colegio ese día con pelos y señales. En este caso, mi madre estaba encantada de que yo compartiera mis experiencias con ella.

Con lo que siempre he tenido mucho cuidado ha sido en no mancharme, no lo soporto. Ya de pequeña evitaba jugar a ciertos juegos para evitar mancharme, y si por alguna circunstancia me manchaba, para mí era toda una tragedia. Actualmente sigo sin poder soportar una mancha en la ropa.

En la adolescencia me volví muy perfeccionista, y me preocupaba mucho por todo, por ejemplo en bachillerato, cuando salíamos al recreo, en vez de hablar de cosas triviales y divertidas como mis compañeros, siempre estaba confirmando con ellos las fechas de la entrega de trabajos y de exámenes en el instituto. En otros aspectos de la vida también me preocupaba mucho por todo, le daba excesiva importancia, me ahogaba en un vaso de agua, y de un grano de arena hacía una montaña. Esto me sigue pasando actualmente. Soy una persona negativa y pesimista, he de conseguir aprender a ser más optimista y a disfrutar más de la vida, a no ser tan "patidora" como decimos en valenciano.

En casa me volví controladora en un terreno que no era el mío sino el de mis padres. No dejaba a mi madre ir a solas a comprar objetos de decoración para la casa por miedo a que no tuviera gusto y comprara algo que no combinara con el resto de objetos que había en las habitaciones de la casa. A ella le disgustaba mucho ese control y que no le dejara libertad para hacer en su casa lo que quisiera.

En la adolescencia también tuve una larga época en que me dió por anotar todos los pensamientos que tenía y rellené libretas y libretas. Para mí se convirtió en un calvario que en cualquier sitio en que me encontrara me viniera un pensamiento a la cabeza y tener la necesidad de plasmarlo en papel aunque no lo tuviera a mano antes de que se me olvidara. Afortunadamente me pude deshacer de este ritual también por cansancio. En este ritual, desde entonces hasta la actualidad he tenido recaídas. Me gusta mucho escribir pero no de forma patológica.

También sufría mucho en otro aspecto, y era que cuando me venía una palabra a la mente, tenía que ir corriendo a anotarla porque si se me olvidaba, luego no podía quitármela de la cabeza y no podía dejar de tratar de recordarla, incapacitándome para poder hacer cualquier otra actividad hasta que me viniera de nuevo a la cabeza. Era toda una tortura.

Después de todo esto llegó la maldita acumulación, y es que le cojo apego a cualquier cosa que cae en mis manos y me es muy difícil desprenderme de ellas, con lo cual produzco una acumulación tal de cosas en mi habitación, que ha llegado tan lejos como para resultar incapacitante para llevar una vida normal, ya que por culpa de acumular objetos, que era algo que mis padres no entendían para nada, incluso nos costó mucho tiempo descubrir de que se trataba de una enfermedad (hasta que una psicóloga fué tan perspicaz de querer ir a mi casa, como he comentado en una ocasión anterior, y descubrir el verdadero diagnóstico de mi enfermedad, y explicárnosla a mí y a mi familia), mientras tanto siempre recuerdo discusiones y enfrentamientos en mi casa con mis padres debido a mi obsesión porque yo tenía una forma de actuar que no era normal y mis padres no comprendían. Actualmente sigo en lucha constante contra esta terrible enfermedad.

Bueno, como podéis ver, aparte de la acumulación, a lo largo de mi vida he tenido otra clase de obsesiones aunque no han sido tan graves como para incapacitarme para llevar una vida normal, algo que sí ha hecho la acumulación. Espero que poco a poco mi situación mejore, y logre dominar esta obsesión en vez de que ésta me domine a mí, para poder volver a llevar a cabo una vida lo más normalizada posible. En ello estoy trabajando día a día.

Espero y animo a quien padezca de mi misma enfermedad (o cualquier otra) a que siga luchando para su recuperación y que no tire nunca la toalla. Yo llevo mucho tiempo luchando y nunca he perdido la esperanza ni la perderé, de poder derrotar al monstruo.

Saludos.

3 comentarios:

  1. Sigue escribiendo, me gusta leerte.
    Mª Luz.

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. MªLuz me alegra mucho que sigas mi blog y te guste leerlo.
    Yo te tengo que agradecer que desde que nos conocimos hace muchos años en que yo ya tenía problemas, nunca sentí rechazo de ti ni por parte de tu familia, al revés, me acogisteis con los brazos abiertos y me hicisteis sentir una más de la familia.
    Actualmente te agradezco el apoyo que desde un segundo plano me estás dando, permitiendo y colaborando para que mi hermano pueda dedicarme su tiempo para ayudarme en mi recuperación.
    Aprovecho también para agradecerte que me hayas ofrecido siempre tu casa sin ninguna obligación por tu parte, como si fuera la mía propia.
    Quiero que sepas que eres una hermana para mí.
    Espero que sigas leyéndome y que te siga gustando.
    Besos.

    ResponderEliminar