miércoles, 6 de abril de 2011

La familia

El  apoyo de nuestra familia es fundamental para poder superar nuestra enfermedad.

En mi caso, como supongo que en otros muchos, mi familia al principio y durante mucho tiempo, no comprendía mi enfermedad porque es muy difícil de entender que una persona que intelectualmente no está deteriorada, se comportara como yo me comportaba.

Tuvimos discusiones y enfrentamientos muy fuertes en casa porque no nos entendíamos, ellos no me entendían a mí y yo no entendía que no me entendieran. Esto provocó una situación de desbordamiento familiar, porque no solamente yo como enferma necesitaba ayuda sino que mis padres no sabían cómo tratarme y actuar conmigo, y también necesitaban ayuda.

Actualmente me encuentro ingresada en una residencia CEEM para seguir a cabo mi proceso de rehabilitación, pero me costó mucho asumir mi enfermedad y que mis padres la entendieran. En esto ha tenido mucho que ver la terapia psicológica privada que sigo desde hace tiempo en la que aparte de mí, acude mi familia, y nos ha ayudado a comprendernos mutuamente, a ponernos a unos en el sitio del otro y viceversa, por lo que actualmente estamos luchando conjuntamente contra la enfermedad, esfuerzo que debo agradecer muy de veras a mi familia (a mis padres y a mi hermano por su implicación, y a mi cuñada por el tiempo que tiene que pasar sin su marido ocupándose de los niños para que éste me pueda ayudar a mí).

Desgraciadamente, muchos de mis compañeros no tienen tanta suerte porque sus familiares tiran la toalla y los "aparcan" literalmente en la residencia sin luchar por su rehabilitación, bien porque no pueden, bien porque ya han perdido toda esperanza de recuperación.

Yo, humildemente, hago desde aquí un llamamiento a las familias que tengan en casa un familiar con problemas mentales y no sepan cómo actuar con él, que por favor no tiren nunca la toalla por el bien del enfermo, y de la familia al  fin y al cabo, y si la situación se les escapa de las manos y no saben qué hacer, que se pongan en manos de un profesional y pidan ayuda. Lo que sí, es totalmente necesario es que el enfermo aunque sea con ayuda del profesional, asuma su enfermedad y la acepte porque sino difílcilmente la podrá superar. Quien no quiere ayuda, nunca la aceptará. Nos tenéis que ayudar a comprender que tenemos una enfermedad y que seamos conscientes de ello, y ayudarnos sin desfallecer a luchar contra ella. 

Ya sé que es mucho pedir, pero si el enfermo en cuestión tuviera una enfermedad del corazón o un cáncer, estoy segura de que toda la familia lo entendería y se volcarían totalmente sin duda alguna en ayudarle. La sociedad debería poner más medios al alcance de los enfermos mentales y sus familias para proporcionarles herramientas en la lucha que seguimos adelante. Pienso que "los renglones torcidos de Dios" estamos un poco (bastante) olvidados (y marginados, pero ése ya es otro tema).

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